Se trata de una de las manzanas más emblemáticas de Valencia, la que contiene el Teatro Olympia, limitada por las calles San Vicente Mártir, Garrigues, Músico Peydró y Maestro Anselmo Clavé.
Ya hace tiempo hubo una actuación puntual de los bomberos para limpiar lo que estaba a punto de caer de la parte de debajo de las balconadas. El revestimiento que cubre los elementos estructurales de los voladizos, ante la degradación de estos, pierde su adherencia y constituye un grave peligro para los viandantes.
Esta vez el asunto ha sido peor y hace unos domingos la intervención de los bomberos alcanzó a casi media manzana, colocando vallas para evitar el paso por una de las mejores calles peatonales de la ciudad, con mucho comercio dedicado a la decoración, cuyos productos se exhiben a la puerta de los establecimientos, como un exclusivo mercadillo.
Eso me pregunto yo: ¿Hasta cuándo ignoraremos el MANTENIMIENTO de los edificios? ¿Cuándo nos daremos cuenta que nuestras viviendas y edificios no son para siempre? ¿Para cuándo una campaña de concienciación social seria, seguimiento y persecución de la obligación de mantener nuestros inmuebles? ¿Cuándo tomarán la iniciativa las administraciones de cuidar de su catálogo patrimonial de bienes protegidos, al menos, como si fueran uno más de los propietarios, haciendo cumplir plazos, formando e informando?
Actualmente, la responsabilidad recae sobre los propietarios y la administración se limita a aprobar planes de subvenciones y ayudas, pero puede implicarse más y crear un registro exhaustivo previo a la EXIGENCIA de mantenimiento, creando patrullas profesionales de vigilancia e imponiendo las sanciones pertinentes, en definitiva, complementando y haciendo cumplir la legislación que ya existe.