lunes, 5 de abril de 2021

Parroquia de Jesús Maestro en Monteolivete, por Corrales y Molezún

Recientemente he sido invitada, junto a otros compañeros, a participar en la elaboración de un artículo que ha sido publicado el domingo 4 de abril de 2021 en la edición en papel del diario Las Provincias, en su sección Culturas. La coordinación ha corrido a cargo del periodista Jorge Alacid y el artículo se ha titulado "Veinte edificios del siglo XX"

El punto de partida consistió en escribir una reseña sobre un edificio del siglo XX de la ciudad de Valencia que tuviese un significado especial para mi, y mi edificio elegido fue la Parroquia de Jesús Maestro, ubicada en el popular barrio de Monteolivete, cuyos autores son los arquitectos José Antonio Corrales y Ramón Vázquez Molezún.

He utilizado la siguiente bibliografía, tanto para datos y referencias como para las fotografías que añado a esta publicación en mi blog: Brutalment Valencià, Tesis doctoral de JM Mondéjar Navarro, Fundación do.co.mo,mo_ibérico, web parroquial, infociudad, Arquitectos de Valencia, COAM, El Poder de la Palabra.



El texto íntegro que yo propuse es el siguiente:

Mi infancia se desarrolla en el emergente barrio de Monteolivete, tránsito entre los 60-70. Zona que considero precursora de la actual filosofía de ciudad de los 15 minutos. Lo recuerdo todo a unos pasos, auténtica vida de barrio.
Dentro de aquella cotidianeidad destaca la parroquia de Jesús Maestro, la de mi bautismo, un edificio aún por terminar en las fotos de la celebración. Obra de Corrales y Molezún -creo que la única en Valencia-, se mantiene bella y minimalista, tras más de 50 años, y evoca los tres principios vitruvianos: firmitas (resistencia), utilitas (función) y venustas (belleza).
He vuelto a visitarla y a recordar detalles olvidados, interpretados ahora bajo el prisma profesional: su integración urbanística desde su medianera con la finca vecina, del mismo año, a la que adosa la torre campanario, hasta el escalonamiento hacia las antiguas vías del tren, hoy calle peatonal. En su interior, el altar ocupa un lugar casi central, flanqueado por coolumnas de hormigón, con bancadas a los lados y el celebrante oficiando hacia la simbólica luz lateral procedente de las vidrieras. En el exterior, un caravista aparejado de tal forma que protagoniza una fachada carente de huecos.
El edificio está registrado en la Fundación do.co,mo.mo_ ibérico, desde aquí animo al ayuntamiento a que lo dote con protección arquitectónica. Se lo merece.

 

Me alegra ayudar a difundir el patrimonio moderno de nuestra ciudad con un edificio como este.
Podéis leer el artículo completo aquí.
Y la edición digital, que ha salido días después.
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