Pequeña vivienda unifamiliar, enclavada en el casco histórico de un pequeño pueblo, en la que quedan claramente diferenciadas las zonas de día y noche en dos plantas diferentes.
Su anécdota reside en el diseño de la entrada al inmueble. La estrechez de la calle obliga a un retranqueo de la fachada en la planta baja para favorecer la maniobra de aparcamiento del vehículo, por lo cual se diseña una puerta común que unifica las entradas a la vivienda y al garaje individual. Consiste en una puerta de chapa perforada en hierro que se pliega en varias hojas una de las cuales es independiente y abatible para permitir la entrada únicamente de personas. La chapa perforada, con un casi nulo mantenimiento, permite tres factores necesarios:
- la ventilación del local del garaje.
- la entrada de luz diurna.
- privacidad e intimidad de miradas ajenas desde la calle.
El contacto directo entre la cocina y el salón-comedor con el patio privado posterior crea un ambiente muy agradable y sosegado.
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